En este post comparto contigo los hábitos que aplico diariamente a mi rutina de estudiante y que han sido claves a la hora de combatir la procrastinación y construir unos hábitos de trabajo para una vida productiva y plena.
¿Qué es la procrastinación?
Procrastinar significa retrasar aquellas situaciones o tareas que tienes que hacer y sustituirlas por otras más agradables. Creo que a todos nos suena eso, ¿no?
La clave está en entrender que procrastinar no tiene que ver con la holgazanería, sino más bien con el manejo de emociones.
La razón principal por la que procrastinamos es porque las emociones negativas que tenemos hacia realizar una tarea vencen nuestra voluntad o sentimiento de obligación, las emociones pueden con nosotros.
Esta aversión que sentimos hacia hacer algo puede surgir bien porque lo que tenemos que hacer es inherentemente poco placentero (como limpiar el baño) o bien por motivos más profundos relacionados con nuestra autoestima (qué intensa me estoy poniendo).
Pero es que es así. A menudo la razón por la que procrastinamos es por inseguridad o ansiedad. Esto pasa sobre todo a la hora de crear algo de la nada, como una redacción.
Muchas veces pensamos que no somos lo suficientemente buenos para hacer algo o que si lo hacemos a nadie le va a gustar. Esa forma de pensar lleva siempre a la procrastinación porque no queremos enfrentarnos a esa página en blanco.
¿Combatir la procrastinación es lo mismo que ser productivo?
Combatir la procrastinación no es lo mismo que ser más productivo.
Combatir la procrastinación es lograr encontrar la voluntad y silenciar las emociones negativas que se tiene hacia hacer una tarea, y ponerte a hacerla. Sin embargo, ser más productivo tiene que ver con la eficiencia del tiempo que le dedicas a hacer algo.
Se supone que si buscas consejos para ser más productivo, es porque no tienes problemas de procrastinación, sino que quieres utilizar el tiempo que le dedicas a trabajar o estudiar de una forma más inteligente, haciendo más en menos tiempo.
El motor de la procrastinación
Lo que mueve la procrastinación es la Resistencia. Sin duda, el mejor libro sobre procrastinación es Do the Work, de Steven Pressfield. El pilar principal del libro es la Resistencia.
La Resistencia es lo que mueve la procrastinación. Es una fuerza opuesta a nosotros que es omnipresente y que es la culpable de que no hagamos lo que tenemos o queremos hacer, de nuestra incapacidad de salir de la zona de comfort y superar esas barreras que nos impiden lograr lo que nos proponemos hacer, que nos impide dar lo mejor de nosotros mismos, evolucionar y crecer como personas.
Aprender a derrotar a la Resistencia por primera vez es difícil, pero la práctica te ayudará a dominarla y, a pesar de que siempre se encuentre ahí, llegará un momento en el que su influencia sea ínfima. Esto te traerá una vida más productiva, exitosa y plena.
¿Cómo derrotar a la Resistencia?
Derrotar a la resistencia es algo sencillo pero nada fácil. Simplemente tienes que empezar, y ya. Ya sabes, »just do it».
Una vez superado los 30 minutos, entras en lo que se llama »flujo» o »la zona». El »flujo» es un estado mental en el que estás completamente inmerso en lo que estás haciendo, enfocando toda tu atención y energía en la tarea y resolviéndola con éxito.
De hecho, está comprobado científicamente que el rendimiento de aprendizaje aumenta un 470% más mientras estamos en ese estado de »flujo».
A continuación te revelo los consejos que me han permitido derrotar a la Resistencia, y por tanto, la procrastinación. Los tips que te ayudarán a dar ese primer paso e inducir el »flujo».
#1. Reducir la fricción
Este concepto de reducir la fricción lo desarrolla más en profundidad James Clear en su libro Atomic Habits (imprescindible lectura).
Lo quiere decir reducir la fricción es crear un ambiente diseñado estratégicamente para facilitarte a ti el ponerte a trabajar, y poniendo impedimentos físicos para que hagas otras cosas como ver la televisión o vaguear en Instagram.
Para ello solo tienes que diseñar tu ambiente de trabajo de manera que todo lo que tengas cerca sean cosas que te vayan a mantener concentrado en el trabajo que estás haciendo, y eliminar completamente de tu ambiente distracciones como el móvil.
Ejemplos de reducción de fricción
Si por ejemplo te interesa aprender a tocar la guitarra, asegúrate de que esta esté más cerca que el móvil de tu espacio de trabajo, así cuando te tomes un descanso, optarás por practicar unos acordes antes que mirar fotos absurdas en tu móvil aunque sea simplemente porque te da pereza ir a coger el móvil.
Si sabes que pierdes mucho tiempo mirando la tele, entonces desenchufa la tele después de cada sesión. Así, se consigue más fricción entre tú y la tele. Solo mira la tele cuando tienes en la cabeza el nombre de la serie o peli que quieres ver.
Haz que el portátil/móvil te prohíba procrastinar
Pero, ¿qué pasa si trabajo desde el portátil y a la vez esa puede ser mi fuente de distracción? Entonces, instala una extensión de navegador como StayFocusd que te permite limitar el tiempo que puedes pasar al día viendo determinadas páginas con las que no haces más que procrastinar.
Tú puedes configurar el tiempo límite. Si lo pones como yo a 60 segundos, llega un momento en el que te deja de interesar visitar esas páginas.
#2. Crea una recompensa
Las personas funcionamos así: lo que nos produce placer lo volvemos a hacer, lo que no, lo evitamos. Esto sucede debido a la dopamina.
Proponte hacer algo durante, digamos, 3 horas. Finalizadas esas tres horas disfruta de una recompensa. Es por ello importante definir por cuánto tiempo vas a estar trabajando, cuándo descansarás y cuando disfrutarás de la recompensa.
Tenerlo todo planeado transmite esa seguridad a tu cerebro de que el esfuerzo que vas a hacer tiene un límite que él conoce, que llegará un momento en el que pasado un tiempo podrás hacer lo que más te gusta, pero solo si cumples con tus deberes ahora.
#3. Divide en partes pequeñas
Como ya he dicho antes, el placer y la satisfacción son lo que te va a motivar. Si tienes en manos un proyecto largo al que a lo mejor le vas a dedicar un mes, divídelo en partes más pequeñas, cada una con su fecha límite.
De esta forma, harás más frecuente ese sentimiento de satisfacción y te sentirás más productivo y contento contigo mismo, motivándote.
Además, la procrastinación a menudo surge cuando nos tenemos que enfrentar a una tarea que no solo no nos gusta, sino que sabemos que nos llevará mucho tiempo. No sabemos por donde empezar o nos sentimos intimidados, y decidimos hacer otra cosa para evadirnos del problema.
Cuando ese gran proyecto queda dividido en cachos pequeños distribuidos en diferentes días, el esfuerzo que hay que dedicarle ya no parece tan grande.
Cuando se trata de hacer una presentación, crea un índice de contenidos a tratar y dedica un tiempo cada día a trabajar en un punto. Las tareas realizadas se acumularán y en vez de haber tachado un gran proyecto de tu lista, habrás cumplido con numerosos proyectos más pequeños.
#4. Técnica Pomodoro (mi versión)
La Técnica Pomodoro es un método para mejorar la productividad que le dedicamos a la realización de una tarea. Básicamente nos dice que la forma más efectiva de trabajar es dividiendo nuestro trabajo en intervalos de 25 minutos interrumpidos por 5 minutos de descanso.
Para eso hay una aplicación muy buena llamada Forest, aunque también puedes usar un temporizador normal en tu móvil. Estás 25 minutos trabajando y descansas 5 minutos, luego vuelves a trabajar 25 minutos, descansas 5, y así hasta cumplir con cuatro rondas (ahí ya puedes introducir un descanso más largo).
Desventajas de la Técnica Pomodoro
Esta técnica le funciona a mucha gente, aunque yo tengo sentimientos encontrados respecto a ella.
Es verdad que a la hora de estudiar viene genial y evita el agotamiento. No obstante, a menudo no la aplico porque interrumpe ese estado de »flujo» del que hemos hablado antes y al que todos aspiramos llegar.
Cómo lo hago yo
En mi opinión, la mejor forma de aplicar este método es el siguiente:
- Empiezas a trabajar y te configuras un temporizador de 1 hora.
- A los 30 minutos consigues entrar en ese estado de »flujo» en el que toda tu atención y energía está canalizada en la tarea que estás haciendo.
- Cuando ese temporizador inicial se para, entonces tienes un descanso de 5-10 minutos.
- Una vez terminado ese descanso, empiezas a aplicar la Técnica Pomodoro y sigues trabajando 25 minutos.
- Luego descansas 5 minutos.
- Luego trabajas 25 minutos.
- Luego descansas 5 minutos.
- Luego trabajas 25 minutos.
- Y si has llegado hasta aquí, la verdad eres un crack.
Por qué hacer Pomodoro así
De esta forma te aseguras haber entrado en ese estado de flujo y haberte quedado en él. Si le cierras el grifo a ese flujo nada más pasados los 25 minutos no hace más que perjudicarte.
Pasada esa hora descansarás, pero como es tan poco tiempo tu mente sigue activa y lo más difícil ya está hecho. Para no agotarte luego aplicas Pomodoro que básicamente funciona también a base del sistema de recompensa cada 25 minutos.
Otra alternativa
En lugar de este método, puedes aplicar la Ley de Parkinson de la que hablo en este post sobre los Principios de Productividad y que también es super efectiva pero muy distinta a esta.
No hay algo que funcione a todas las personas ni en todos los contextos. Tienes que conectar contigo mismo y darte cuenta qué técnica va a beneficiarte más en cada situación.
#5. Regla de los 2 minutos
Básicamente, esta regla dice que las cosas que tardan menos de 2 minutos en hacerse hay que hacerlas en el momento y punto, como hacerse la cama.
Hay una taza enfrente del escritorio que no tiene que estar ahí, recógela.
Hay un boli en el suelo, recógelo.
Al final del día lo agradecerás.
#6. Cambia de aires
La responsable de alcanzar ese estado de »flujo» es el neurotransmisor dopamina, considerado el centro del placer, ya que regula la motivación y el deseo y hace que repitamos conductas que nos proporcionan beneficios o placer.
La dopamina se activa, entre otras, ante lo nuevo. Es por eso que cambiar de ambiente y trabajar en sitios diferentes es una forma de inducir el »flujo».
Es verdad que en España no se lleva mucho, pero el ir a trabajar a una cafetería con tu portátil es algo muy típico en otros países. Y es que ir a un Starbucks siempre mola, por lo que la idea que puede resultarte mucho más apetecible. Una vez ahí, solo y con tu portátil, no tendrás más remedio que ponerte a trabajar.
Eso sí, para entrar en tu estado de »flujo» es indispensable el aislamiento acústico, en otras palabras, necesitarás unos buenos cascos antiruido. Yo uso estos cascos de aislamiento acústico.
No obstante, no tienes por qué ir tan lejos. Prueba salir al patio/ jardín o probar en otras habitaciones de dónde vives (si eres una foodie como yo, no te recomiendo la cocina😋).
Cambiar de aires siempre viene bien.
Espero que este post te haya sido de ayuda y que pronto apliques los consejos a tu rutina. No hay nada como la satisfacción de tachar cosas de tu lista de tareas y estos tips te ayudarán a empezar a hacerlo más a menudo.
Nos leemos pronto
Ili😘
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